La mayoría de la gente, cuando va a cenar o a comer a un restaurante, no piensa demasiado sobre que vino es el adecuado en cada ocasión y para cada plato, no saben que bebida pedir y se dejan guiar por la recomendación del camarero.
Pero si conoces un poco del tema vinícola, beber un vino en el orden incorrecto, puede suponer una gran diferencia que si lo haces en el modo correcto.
Un vino erróneo o tomarle con el plato equivocado puede afectar negativamente tanto al sabor del vino, como al sabor de la comida, así que a partir de ahora, presta más atención a lo que pides para beber para que puedas disfrutar de tu vino y mejorar tu comida con este gran acompañamiento.
Muchos son los que ordenan un sólo tipo de vino en el transcurso de una comida, pero no sería nada raro ni extraño tener un par de vinos diferentes como acompañamiento a los diferentes platos del menú.
Se puede disfrutar de un vino en el aperitivo, otro en el plato principal, otro diferente en el segundo y uno más en el postre. Y como no, podemos beber uno antes de la comida, y otro para después de ella.
Es aún más común tener un par de vinos distintos disponibles sobre la mesa en el transcurso de una comida, para las personas que prefieren diferentes tipos de vinos.
Todo va a depender de si tomamos el vino junto con comida o sólo.
Si va a ser a solas, sin comida, entonces tenemos más opciones para elegir. Aunque puede parecer extraño pensar en beber unas copas de vino sin estar comiendo, piensa en cualquier fiesta o degustación de vinos. Los únicos alimentos que tendrás serán unas tapas pequeñas, como un poco de pan o queso.
La regla general para servir los vinos, es comenzar con los que se sirven más fríos y finalizar con los más cálidos.
Esto es debido a que los vino que se sirven más cálidos, suelen ser los más complejos y lo que más suben la concentración de alcohol en la sangre. Beberlos los primeros podría abrumar nuestra capacidad para discernir los sabores y los aromas de los vinos más fríos, que son más sutiles.
Así que hay que empezar con vinos espumosos y cavas, rosados, tintos y vinos blancos. Estos deben ser seguidos por vinos blancos, tintos ligeros, vinos tintos fuertes y vinos de postre. Puedes terminar la noche con vinos de una calidad superior, el jerez y vinos después de la cena (suponiendo que alguien todavía está de pie en este punto, por supuesto).
Si se van a tomar acompañados de comida la cosa cambia. No se puede reorganizar el orden de una comida para adecuar los vinos, no vamos a sacar primero el postre y después el primer plato porqué así sería el orden adecuado para los vinos. Por eso, debemos reorganizar los vinos y servir primero uno tinto con cuerpo y por último uno blanco espumoso más simple.
Esto tampoco significa que no podemos tener ningún tipo de control sobre lo que servir en casa plato. Pero si que podemos escoger aperitivos que funcionan mejor con un vino espumoso, una sopa que va bien con un vino seco, un plato principal que va bien con un poderoso vino rojo, y un postre que va bien con un vino especial que te guste.